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jueves, 8 de diciembre de 2011

¿BASTA CON ILEGALIZAR PARTIDOS DE EXTREMA DERECHA?

Es continuo el debate en varios países europeos sobre la ilegalización de algunos partidos políticos. La solución no pasa por la supresión de un partido o una idea de tintes fascistas, sino por evitar que la ultraderecha siga latente en instituciones gubernamentales. Se puede decir que hay una cierta normalización con algunos pensamientos, expresiones y actuaciones de extrema derecha. Por ejemplo, escuchar a Duràn i Lleida referirse los musulmanes como "Mohammeds", puede acarrear peores consecuencias, incluso, que si un ultraderechista reconocido como Josep Anglada formara parte de algún gobierno. La repercusión mediática que tiene lo que dijo el político de CiU no puede pasar inadvertida, y menos aún que adquiera esa normalización mencionada.
La abolición de estos partidos, símbolos e ideas sí que podría llegar a ser un fin que justifique algunos medios, pero no puede servir como atenuante de la grave situación en la que nos vemos inmersos. Sería peligroso que se ilegalizara PxC o España 2000 y que las palabras de Duràn quedaran en una simple anécdota. Esta tesitura actual, aunque suene algo exagerado, tiene varias similitudes con el momento de entre guerras del siglo XX. Los ultrancionalismos estaban y están en auge y los mensajes de defender "lo nuestro" eran y son usados en casi toda Europa de forma natural. Si todo ello se combina con las crisis ecónomicas de cada momento, nos puede hacer temer lo peor.
Si analizamos algunos casos, podemos entrever esa normalización de términos o acciones ultraderechistas. El del político catalán no es sino uno más de ellos, no obstante, resulta recurrente adentrarnos en el escenario alemán; si echamos la vista un mes atrás, vemos un controvertido caso en el país germano, donde se descubrió que un infiltrado de los servicios secretos alemanes en los grupos de extrema derecha había cometido i/u organizado varios delitos. Lo cual nos hace pensar si era un infiltrado del gobierno en los nazis, o un nazi infiltrado en el gobierno. Es fácil y lógico pensar que quede alguna reminiscencia del pasado nazi, aunque sólo sea por la magnitud del nazismo en aquel momento. Pero de ahí, a que la ultraderecha esté dentro del gobierno, hay un trecho. Ese es el verdadero peligro. Cabe destacar un par de casos del nazismo de los años 30: Cuando Hitler introdujo barcos "comerciales" en Holanda y al final resultaron ser armamento bélico o cuando el Führer firmó el acuerdo de Munich (por el cual fue nombrado hombre del año de la revista TIME) y el presidente inglés Chamberlein expresó:"Esta es la paz de nuestro tiempo". Sin embargo, los posteriores avatares devinieron unos acontecimientos que poco tuvieron que ver con la paz. Puede ser fácil descalificar a un cabeza rapada como tal, pero no a alguien que actúe desde dentro de un país o institución.
Si se pretende una sociedad mejor, debemos saber que uno de los fines ha de ser que estos partidos desaparezcan. Pero sobre todo, hay que tener muy claro, que si algunos actos, declaraciones y pensamientos, continúan presentes en las bases gubernamentales de la sociedad, la ilegalización de algunos partidos no valdrá de nada.

lunes, 7 de noviembre de 2011

NUEVOS HORIZONTES LEGALES EN EL PARLAMENT DE CATALUNYA

Si nos aferramos a los parámetros de la legalidad vigente en el estado español, podemos decir que el bloqueo de la sesión del parlament de Catalunya el día 15 de junio es ilegal. Si además de ello, seguimos los cánones marcados por la actual democracia, podríamos encontrar diversos argumentos en contra de este acto. Pero sin duda, uno de los logros más evidentes del movimiento 15-M es que se ha puesto de manifiesto la eficacia y la licitud de los cimientos sociales, políticos y ecónómicos de este sistema demócratico.

Tras un largo período de letargo social donde se vivía adormecido por las comodidades que el estado del bienestar nos ofrecía, empezaron a salirle brechas al sistema financiero. No es casualidad que tras cuatro años de descontento la gente empezara a salir a la calle un 15 de mayo. La fecha podría haber variado pero no las formas. El movimiento de indignados ha sido la confluencia del malestar de diversas capas sociales. Cierto es que en España veníamos de una dictadura de cuarenta años, y por poco que nos hubieran dado, nos habríamos conformado. De hecho ha sido lo que ha pasado.
Como ya he dicho, puede que el mayor éxito hasta el momento de este movimiento haya sido poner en duda las bases de esta democracia. Término que, hoy en día, tiene poco que ver con su etimología (gobierno o poder del pueblo). Con este panorama vemos como otras formas de hacer política, de legislar o de funcionamiento social son posibles. La sociedad parece darse cuenta de que no porque algo esté fundamentado en estatutos o instituciones gubernamentales deba ser lo correcto. Siempre pueden surgir brechas o incogruencias por muy asentadas que estén las bases de un sistema. De hecho es lo lógico en una sociedad, que es un ente dinámico en continuo cambio y no estático como ha parecido en los últimos años, donde ha sido todo justificado con términos tales como el estado del bienestar, democracia o constitución española, entre otros. Otro de estos términos sagrados es el de las elecciones democráticas. Por desgracia, aún son muchos los que piensan que si no votas no te puedes quejar de nada. En este sentido, si parece haber mejorado la sociedad. Ya no son tantos los que entienden que hacer un sólo ejercicio participativo en esta democracia cada cuatro años, para que luego tu voto se reparta entre unos cuantos políticos que tengan otorgada la potestad de hacer lo que les plazca, sea suficiente.

Esta claro que no todos los cambios siempre serán buenos, pero esta reactivación del tejido social y de las bases democráticas tendrán algo de dinamismo implícito, y eso sí que es positivo. El 15-M no habrá conseguido logros sustantivos en cuanto a leyes y demás, pero sin embargo sí que le ha aportado movimiento a la sociedad para, al menos, plantearse cuestiones fundamentales y dudas de la sociedad. Esto siempre tendrá algo positivo, por lo menos en cuanto al dinamismo mencionado se refiere.

jueves, 20 de octubre de 2011

LO COMPLICADO DE PROHIBIR

Nunca he sido partidario del termino "prohibir", aunque tampoco a la expresión "prohibido prohibir", ya que por sí sola es una incongruencia. Lo que me planteo es dónde se encuentran los límites de la permisividad.
Los vínculos entre musulmanes de la zona árabe-parlante y los occidentales del viejo continente son múltiples, sobre todo, con el sur de Europa y, por consiguiente, con España. Sin embargo, esos vínculos pueden resultar, a veces, abstractos, otras veces, ambiguos, y otras, simplemente ser ignorados. Respectivamente equivaldría a aspectos fisiológicos como tez y cabellos oscuros; a aspectos territoriales en lo que estarían el Sáhara Occidental, Ceuta, Melilla e incluso Perejil; aspectos culturales como los bancales agrícolas o muchos términos de nuestra lengua, entre otros. No obstante, estas conexiones que parecen más que relevantes, se caracterizan por pender siempre de un hilo y, aunque en muchos casos las relaciones sean prósperas y fructíferas, hay una tensión constante entre los ejes España-Marruecos que, por extensión aunque con matices, se convierten en el eje Occidente-Oriente.
Ante esos frágiles vínculos no creo que sea una buena opción la del burka, el niqab o cualquier otra cosa que dificulte las relaciones entre ambos puntos. Ya existen unas barreras religiosas, sociológicas y lingüísticas que complican mucho la convivencia. Si además de ello, se interpone en un tercio de las personas de religión musulmana que aquí viven, otra barrera más. Por ello, me planteo cómo vamos a lograr una mayor cohesión social. Físicamente, esta indumentaria musulmana, no es un muro de gran grosor, en cambio, simbólicamente, supone una muralla difícil de sobrepasar entre Oriente y Occidente.
Gracias a los estudios de Albert Mehrabian que constatan que en la comunicación entre personas, sólo un 7% del mensaje procede de las palabras y el resto de la voz y del lenguaje corporal, dudo seriamente que podamos construir nuevos puentes y asentar los ya existentes, si no podemos llegar a ver ni siquiera los ojos, ni los labios, ni la expresión de algunas mujeres.